Virgen del CisneHistoria y Cívica 

Virgen de El Cisne

La historia de la Virgen de El Cisne está intrínsecamente ligada a la fe y devoción arraigadas en la región de Loja – Ecuador y que se ha expandido alrededor de todo el país.

Con una historia que se remonta a 429 años, la devoción hacia esta figura sagrada ha perdurado a través de los siglos, dejando una huella indeleble en la vida de los creyentes y peregrinos que la honran.

Según los relatos transmitidos a lo largo de los siglos, la presencia de la Sagrada Imagen se hizo evidente en un momento crucial para la parroquia de El Cisne. Los habitantes, desesperados por una sequía implacable y la amenaza de la hambruna, se encontraron con una esperanza inesperada en forma de la Virgen. Esta icónica aparición cambió el destino de la región y dejó una marca imborrable en la fe de los devotos.

Los Inicios de la Devoción

El origen de la devoción a la Virgen de El Cisne se remonta al 12 de octubre de 1594, la Virgen de El Cisne se manifestó a los campesinos de la región con una promesa de protección y abundancia. La intervención divina se manifestó en forma de lluvias reparadoras y el renacimiento de los campos. La región, bendecida por la protección de la Bendita Madre de Dios, experimentó un renacer milagroso que perdura hasta nuestros días.

La celebración anual del aniversario de su aparición es un testimonio vivo de la fe arraigada y el legado perdurable de la Virgen de El Cisne en la región de Ecuador. La advocación mariana impulsó la construcción de una iglesia en honor a su presencia milagrosa, llevando consigo la promesa de asistir a aquellos que la honraran.

El artista Diego de Robles, reconocido por su habilidad en la escuela quiteña de arte del siglo XVI, talló una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús en sus brazos, dando origen a la icónica imagen de 66 centímetros de altura. La Virgen de El Cisne, también es conocida afectuosamente como “La Churonita” por su pelo largo y rizado.

Virgen del Cisne
Virgen del Cisne – La Churonita

El Legado y el Nombre

Bajo el cuidado y la influencia del Obispo Luis López de Solís, la Virgen recibió el nombre de El Cisne, en honor a la Real Orden de los Caballeros del Cisne a la que pertenecía el obispo. Este acto marcó el comienzo de un legado de devoción y protección que perdura hasta nuestros días, atrae a miles de peregrinos y refuerza la fe de quienes la honran.

La Construcción del Santuario

El simbolismo y la devoción hacia la Virgen de El Cisne encontraron su expresión máxima en la construcción de la majestuosa Basílica. Iniciada en 1930 y finalizada en 1934, la Basílica se convirtió en un monumento de fe y devoción, coronando a la Virgen como Reina y Señora de todo lo creado por el Papa Pío IX. A lo largo de los años, la Basílica ha experimentado múltiples reconstrucciones para acomodar a la creciente afluencia de peregrinos y devotos, convirtiéndose en un epicentro de fe y esperanza para la región y más allá.

Basílica de El Cisne
Basílica de El Cisne

La Basílica de El Cisne se alza majestuosa en la parroquia rural de El Cisne, aportando un toque gótico ojival y un color celeste que se integra armoniosamente con el entorno. La presencia de la Basílica no solo es un testimonio de fe, sino también un monumento a la esperanza y la protección que la Virgen ha brindado a lo largo de los siglos.

En este 429 aniversario de su presencia milagrosa, renovamos nuestra devoción y gratitud hacia “La Churonita” y nos unimos en oración y agradecimiento, ya que, su presencia ha dejado una marca imborrable en la historia y la fe de Ecuador.

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